CON RESPECTO A LOS ALIMENTOS QUE CONSUMIMOS, RECOMENDAMOS MODERAR AQUELLOS QUE CONTIENEN HIDRATOS DE CARBONO FERMENTABLES (PRINCIPALMENTE AZÚCARES), SUSCEPTIBLES DE SER METABOLIZADOS POR LOS GÉRMENES DE LA PLACA DENTAL Y QUE FAVORECEN LA FORMACIÓN DE CARIES.
ESTOS SON LLAMADOS ALIMENTOS CARIOGÉNICOS.
ADEMÁS, SU CONSUMO EN EXCESO NO SÓLO AFECTA A NUESTRA SALUD BUCAL, SINO TAMBIÉN A LA SALUD GENERAL AUMENTANDO EL RIESGO DE PADECER OBESIDAD, DIABETES, ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES, ENFERMEDADES RESPIRATORIAS, DISLIPIDEMIAS, PANCREATITIS, DESCALIFICACIÓN DE LOS HUESOS O ALTERACIONES HEPÁTICAS, ENTRE OTRAS.
A la hora de evaluar en qué medida un alimento es cariogénico debemos tener en cuenta varios factores:
Adhesividad
Cuanto más “pegajoso” sea el alimento más tiempo pasará en contacto con los dientes, por lo que será más perjudicial. Ej.: caramelos, chicles, dulce de leche.
Consistencia
Los alimentos duros y fibrosos como las manzanas o las zanahorias ayudan a la limpieza natural mediante la creación de saliva, mientras que los blandos como las galletas o el chocolate tienen tendencia a ensuciar la boca.

Momento en el que se ingiere el alimento
La cariogenicidad de un alimento es mayor si se ingiere entre las comidas, en lugar de formar parte del desayuno, el almuerzo o la cena. Esto se debe a que durante las comidas se produce una mayor salivación y normalmente permanecemos más tiempo masticando los diferentes alimentos que componen el plato, lo que genera un mayor movimiento que acelera la eliminación de residuos.
En los momentos en que no estamos comiendo, se disminuye la cantidad de saliva producida, la cual tiene un efecto protector sobre los dientes.
Frecuencia de la ingesta de alimentos cariogénicos
Como resulta lógico, cuanto más frecuentemente consumamos alimentos cariogénicos, más posibilidades existirán para la formación de caries, ya que habrá una bajada del pH en la boca (pH ácido) de manera constante.
¿Qué alimentos debemos evitar entonces?
A grandes rasgos, el alimento cariogénico por excelencia es el azúcar. Cuando nos referimos a “azúcares”, no estamos hablando únicamente de golosinas, sino también de alimentos ricos en hidratos de carbono, que luego de su descomposición se convierten en glucosa y pueden ser utilizados por las bacterias como alimento.